Obispado
Cuidadores


“Apoyo para los cuidadores”, Recursos para orientar, 2018.

“Apoyo para los cuidadores”, Recursos para orientar.

Apoyo para los cuidadores

Un cuidador es alguien que proporciona cuidados con regularidad a otra persona que no puede cubrir sus necesidades personales total o parcialmente. Por lo general, la persona dependiente es un familiar que sufre una discapacidad física o mental, una enfermedad crónica o los efectos del envejecimiento. El tiempo que se debe dedicar a la atención de estas personas puede variar entre algunas horas a la semana y las veinticuatro horas del día.

Con frecuencia, los cuidadores se ven obligados a conciliar el trabajo, la Iglesia y otras responsabilidades familiares mientras tratan de proporcionar atención individual a un ser querido. Aunque brindar esos cuidados suele ser una experiencia muy gratificante y enriquecedora, las exigencias de la atención continua también pueden generar preocupación, agotamiento, exigencias económicas, ansiedad y fatiga.

Es posible que los cuidadores tengan necesidades que no resulten visibles para otras personas y también es posible que sean reacios a pedir ayuda. Los cuidadores pueden presentar un mayor riesgo de sufrir depresión por estrés, angustia, abuso de sustancias o problemas de salud física. También podrían experimentar tristeza, rencor o ira frente a la pérdida de sus esperanzas y expectativas. Es posible que su estilo de vida cotidiano, su libertad para hacer lo que desean y sus metas para el futuro sean distintas de lo que habían previsto.

Procurar entender

Al hablar con los cuidadores, procure mostrar amor y comprensión tal como el Salvador lo haría. Puesto que cada situación es diferente y las circunstancias de cada persona varían, considere con espíritu de oración hacer preguntas como las siguientes de manera bondadosa y con amor para poder entender mejor las circunstancias del cuidador y discernir sus necesidades.

  • ¿Cuál es la situación actual y cuáles son sus responsabilidades?

  • ¿Cuáles son los aspectos más difíciles de la situación que está viviendo?

  • ¿De qué modo ha influido en su familia (salud, cuestiones económicas, funciones, responsabilidades, etcétera) el hecho de prestar servicios como cuidador?

  • ¿Qué retos afronta en su relación con la persona dependiente?

  • ¿Qué probabilidades hay de que su situación mejore, siga igual o empeore con el tiempo?

  • ¿Qué tipo de ayuda recibe en este momento (de otros familiares, de los hermanos y hermanas ministrantes, de los recursos de la comunidad o de los proveedores de atención sanitaria) para brindar cuidado a la persona?

  • ¿Qué tareas y responsabilidades no pueden cumplir usted ni otros familiares, ya sea por falta de tiempo o de capacidad?

  • ¿Qué hace para cuidar de usted mismo (alimentación, sueño, ejercicio o consultas médicas de rutina)?

  • ¿Desea compartir conmigo alguna otra cosa sobre su situación?

Ayudar a la persona

Al brindar ayuda al miembro con su situación, considere algunas de las siguientes sugerencias.

Ayude al cuidador a comprender el poder habilitador y redentor del Salvador Jesucristo (véanse Alma 7:11–12; Doctrina y Convenios 88:6; Mosíah 24:13–15).

Determine cómo se puede ayudar al cuidador a mantenerse vinculado con otros miembros del barrio y con los servicios de adoración.

  • Si el cuidador y la persona a la que atiende sintieran que son una carga para el barrio, ayúdelos a entender que se los aprecia y que muchos miembros del barrio están encantados de prestarles servicio.

  • Asegúrese de que, en caso necesario, se les lleve la Santa Cena a casa.

  • Determine si el cuidador necesita ayuda para asistir a las reuniones de la Iglesia, al templo u otras actividades.

  • Comparta con él la forma en que su ejemplo y sus experiencias ayudan a los demás miembros del barrio.

  • Considere brindar al cuidador oportunidades adecuadas de servir sin aumentar su carga.

Visite al cuidador y a la persona dependiente, y exprese su amor e interés por todos.

  • Planifique visitas a la casa para poder entender mejor la situación.

  • Aliente y ayude al cuidador a entender que no está solo.

  • Haga arreglos para dar bendiciones del sacerdocio cuando se las soliciten o cuando sienta la inspiración de hacerlo.

  • Hablen sobre cómo piensa adaptarse el cuidador para brindar cuidados a la persona o sobre lo que hará si la situación empeora, y en cuanto a cómo podría ayudar el barrio.

Determine cuáles son los recursos existentes a los que el cuidador pueda recurrir para obtener ayuda.

  • Haga una lista de talentos, habilidades y recursos de los familiares y los amigos que puedan aportar la ayuda necesaria, y prepare un plan para usar dichos recursos.

  • Ayude al cuidador a hallar oportunidades de tener tiempo libre. Tenga en cuenta las necesidades espirituales y personales, así como las oportunidades recreativas.

Determine otros recursos necesarios, como los siguientes:

  • Ayuda económica

  • Seguro

  • Ayuda y apoyo por parte de otros familiares

  • Apoyo para el bienestar físico y mental

  • Empleo

  • Transporte

  • Accesibilidad y tecnología o equipos de asistencia

Apoyar a la familia

Si hubiera otros familiares en casa, quizás tengan que ayudar al cuidador. Determine el efecto que esto tiene en el cuidador y en la persona que recibe los cuidados, así como en el cónyuge, en los hijos o en otros familiares, y trate esas cuestiones.

Ayude a los hijos a entender el cambio de funciones y las necesidades del hogar.

  • Es posible que los niños y adolescentes descubran que tienen muchas más responsabilidades si el padre o la madre, o los hermanos, prestan servicios como cuidador o son personas dependientes (por ejemplo, que tengan que ocuparse de la casa, el jardín o algún vehículo).

  • Los padres que cuidan a alguien o que reciben cuidados quizás no puedan pasar tanto tiempo con sus hijos como desearían.

Haga que los niños participen en actividades con otras familias del barrio.

  • Invite a las familias del barrio a visitar la casa y aliéntelas a participar en las actividades de la familia como, por ejemplo, la noche de hogar.

Es posible que la persona dependiente sienta que es una carga para los cuidadores y que incluso tenga dificultades para hallar sentido a la vida si sus capacidades están muy limitadas. Plantéese maneras de ayudar a esa persona a encontrar propósito y satisfacción.

  • Dependiendo de las circunstancias, ayúdela a buscar actividades significativas y a participar en ellas (por ejemplo, servicio, ocio, unión familiar, pasatiempos personales y aficiones, etcétera).

  • Piense en las oportunidades de servir en la Iglesia desde casa, por ejemplo, mediante el programa de indexación de FamilySearch u otras oportunidades disponibles en internet.

Hacer uso de los recursos del barrio y de la estaca

Los líderes de barrio u otras personas de confianza pueden proporcionar apoyo, guía y ayuda de modo continuo. Pida permiso al cuidador antes de hablar de la situación con otras personas.

Tal vez los líderes podrían analizar la situación en el consejo de barrio para determinar el modo en que el barrio puede apoyar al cuidador y a la persona que recibe los cuidados.

  • El obispo quizás podría invitar a la presidencia de la Sociedad de Socorro a colaborar con el cuidador para evaluar la situación más en detalle y determinar cómo abordar las necesidades.

  • El presidente del cuórum de élderes y la presidenta de la Sociedad de Socorro deben considerar asignar a la familia hermanos y hermanas ministrantes dedicados.

  • Ayude al cuidador a determinar quién podría ser la persona de confianza que pueda ser un apoyo constante para el cuidador; podría tratarse de un hermano o una hermana ministrante, u otro miembro del barrio.

Busque maneras de que los miembros del barrio presten ayuda.

  • Determine qué miembros pueden hacer visitas a la casa para hacer más llevadera la soledad.

  • Haga que los jóvenes u otras personas participen en actividades de servicio para ayudar a la familia.

  • Determine algunas formas en que los miembros del barrio puedan ofrecer un respiro al cuidador periódicamente mientras este asiste a algún grupo de apoyo, atiende sus necesidades espirituales o personales, o se lo ayuda a descansar de otras maneras.

Busque organizaciones y recursos locales, y aliente al cuidador a utilizarlos. Los recursos podrían incluir los siguientes:

  • Terapeutas profesionales

  • Grupos de apoyo locales y nacionales para cuidadores (en persona o en línea)

  • Organizaciones gubernamentales y privadas

  • Organizaciones no gubernamentales (ONG)